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Memoria de un encuentro vital

Fondos de la Fundación Eugenio Granell
29 noviembre 07 – 24 enero 08

Estamos ante una exposición en la que el collage, como medio de expresión plástica, tiene el papel protagonista; en ella se funden los collage de Amparo Segarra, -realizadas entre los anos sesenta e noventa del siglo pasado-, con los de Eugenio Granell –de los sesenta-, con una selección de la interesante serie de collage realizada por ambos artistas e los años cincuenta. Las piezas, que irradian colorido, humor y alegre despreocupación, fueron realizadas con motivo de un evento cultural celebrado en la Universidad de Puerto Rico, donde Eugenio Granell ejercía de profesor. En estas obras de autoría conjunta, Amparo Segarra parece haber sido la encargada de la configuración espacial de la imagen y de la composición de las masas en la superficie bi-dimensional, mientras que Eugenio Granell, participó en las piezas con la adición de fondos de color pintados, y la introducción de pequeños elementos realizados con trazo ágil, que enriquecen la composición, como cortinajes, barandillas y retoques varios…
Segundo a Directora da Fundación Granell, Natalia Fernández Segarra, estas piezas, son las primeras de la trayectoria plástica de Amparo Segarra, que se prolongará durante toda su vida. Natalia Fernández, sitúa en los anos sesenta, -cuando la familia Granell se traslada a Nueva York-, el arranque de la obra auténticamente personal y autónoma de Amparo Segarra. Los collages de los sesenta reflejan su gran sentido del cor y de la composición, un sutil sentido del humor y una acusada querencia a la representación del cuerpo humano, que se acciona como idea estética en si misma. 
Las obras de Eugenio Granell que formar parte de la exposición son una pequeña selección de collages realizadas a comienzos de los años sesenta, un pequeño grupo de óleos dedicados a Amparo, el famoso autorretrato que el artista se hizo en los cuarenta, y una pieza de los años noventa que forma parte del grupo de esculturas del artista designadas genéricamente bajo el termino de construcción. La comisaria de la muestra, decide incorporar las piezas dedicadas a Amparo para constatar la presencia real y simbólica que su mujer tuvo en su vida y su arte, ya que, como surrealista que era, el amor es, junto con la libertad y la poesía, una de las fuerzas motoras de su mundo. Amparo, se muestra en la obra de Granell como persona y como mujer.
Según la profesora Lucía García de Carpi, gran conocedora de la obra del artista, Granell a comienzos de su trayectoria, hace suya la concepción idealizada de la mujer, de origen romántica, que impera entre los surrealistas. Mas tarde, a su idea de mujer, madura hacia la percepción de una mujer libre y autónoma que no participa de los estereotipos de la mitología surrealista, en virtud de los cuales, esta es un ente absolutamente maravilloso, pero irreal. En este sentido, la única pieza escultórica de la da muestra La joven que abre las puertas de la noche, juega un papel fundamental en la estructura de la misma . La obra, realizada entorno al año1993 refleja, según la comisaria, la nueva idea de mujer en Granell, y representa un homenaje tardío y apócrifo al encuentro vital con Amparo Segarra. El título de la pieza, que como es habitual en Granell, le confiere su status ontológico, alude a una mujer joven que abre las puertas de la noche, clara alusión a la mística de los encuentros entre seres de la poética bretoniana, donde en el momento de la creación y encuentro, emergen seres teóricos que son designados como los portadores de llaves.