6 de febrero-5 de marzo
Primera planta
El artista, que comienza su trayectoria plástica en los años sesenta, sumándose a los movimientos de la vanguardia europea de los años cincuenta, que teniendo como base el concepto de abstracción, se engloban bajo el término genérico de informalismo; hace brotar el surrealismo en su obra madura a modo catarsis necesaria, liberadora.
Vadillo, en el que el surrealismo siempre estuvo latente, en el niño de imaginación desbordante y lector incansable de literatura fantástica, y en el atento espectador de las fabulaciones de su padre, descubre en el mar, siempre presente en su vida, en su cuerpo líquido y plástico, tanto el escenario y la base de sus composiciones, como la textura para la realización de sus sueños fantásticos de infancia: sus sueños surrealistas de adulto.
El mar, es entendido en sentido genérico como espacio libre, sin fronteras, espacio estable e indeterminado, así mar es para el autor tanto el océano como el mar de la meseta castellana, comunidad a la que se encuentra fuertemente vinculado, y funciona como leit motiv contenedor de formas y deshilachadas vivencias del subconsciente.
A nivel compositivo, el espacio claramente onírico en la obra reciente del autor, se materializa unas veces a través de la monumentalidad de las figuras, otras por medio de masas liquidas o gaseosas que responden a una climatología de paisaje interior, y a veces en virtud de desarrollos espaciales de carácter arquitectónico de diferente índole desplegados en su praxis pictórica. El interés por la arquitectura es una constante en toda su producción plástica.
La exposición, que ocupa toda la primera planta de la sede de la Fundación Granell, cuenta con un total de 68 piezas de gran, mediano y pequeño formato, donde el espectador podrá establecer con las piezas otro de los mecanismos fundamentales en el desarrollo de la obra reciente del autor: los juegos de escala.
