Pazo de Bendaña
La sede de la Fundación-Museo es el Pazo de Bendaña. Un edificio que se relaciona con el arquitecto Clemente Sarela y se levanta a finales de la primera mitad del siglo XVIII.
El Título de Marqués de Bendaña fue concedido por el rey Carlos II en 1692 a don Rodrigo Falcón de Ulloa y Rivadeneira.
La Ubicación.- El Pazo (Palacio) de Bendaña está ubicado en la plaza del Toral en pleno centro histórico compostelano. Considerada como la más bella mansión de Compostela, se levanta sobre un solar de planta irregular, ofreciendo su fachada principal a esta plaza y las laterales a la rúa do Vilar y la rúa Nova.
El Interior.- Empezando por su amplia entrada, el interior gira en torno a su majestuosa y teatral escalera que ocupa un espacio cuadrangular y de hueco libre. La balaustrada y los peldaños se inician en cantería para continuar en madera.
En la planta superior -que se correspondería con la zona noble del edificio- se podría encontrar el gran salón, el comedor, la cocina y los cuartos de la servidumbre. En el exterior tres grandes balcones volados, que reposan sobre ménsulas, adornados con varilla plana enroscada y con diferentes diseños.
La planta inferior vió alterado su ritmo de vanos al convertirse en tragaluz unas puertas. Probablemente en este piso se encontraban los gabinetes, cuartos de familia y oratorio.
La Fachada.- Su fachada principal se dispone en cuerpos con una distribución de sus vanos totalmente simétrica, con alternancia ventana y puerta-ventana excepto en su puerta central.
La fachada de la rúa do Vilar se divide en tramos separados por pilastras, presentando cada uno de ellos la misma distribución, con balcones de balaustre.
En la fachada de la rúa Nova llama la atención la sencilla balaustrada construída sobre la única planta que aquí tiene el pazo.
El Escudo.- El escudo del marquesado de Bendaña, que preside la fachada principal, está rodeado por una orla cuidadosamente labrada, formada por conchas, volutas, acantos y cintas.
Sobre el blasón, una figura identificada como Atlas, sostiene una esfera sobre sus hombros que alude a su misión de sujetar la bóveda celeste, de ahí que en ella aparezcan tallados un sol y las estrellas.
Durante un período bastante largo este edificio albergó diferentes entidades de la ciudad, hasta que su destino se orientó hacia actividades culturales, como las que hoy albergan sus paredes, el Museo y la Fundación Eugenio Granell.