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PHILIP WEST. FAUNA BRUTA

Imagen: Philip West. Fauna bruta


20 febrero – 4 mayo
Sala Philip West. Primera planta.

Philip West (Gran Bretaña, 1949 – Zaragoza, 1997) es un artista encuadrado dentro de un Surrealismo tardío que choca con el minimalismo que se está desarrollando en los años 60. Desarrolla sus estudios entre 1965 y 1970, en el ámbito de la Pintura y la Escultura (Colegio de Bellas Artes de York y Colegio de Bellas Artes de Brighton). En 1974 se traslada a Zaragoza por amor, y entre 1979 y 1983 cambia su residencia a Venezuela, donde recoge la mitología de la zona gracias a sus viajes por los ríos Orinoco y Amazonas. Este viaje acentuará la pasión del artista por la naturaleza exótica que allí encuentra. En 1984 regresa a Zaragoza, ganándose la vida como profesor de inglés. En esta ciudad se mueve en círculos de artistas, gracias a los cuales conoce a José Francisco Aranda, para quien ilustra varios de sus poemas y quien le introduce en el arte de Buñuel, hacia quien el artista sentirá una profunda admiración. Será también en este momento cuando comienza a forjarse la relación de West con el también pintor surrealista Eugenio Granell, a quien cederá gran parte de su obra y su biblioteca tras su fallecimiento en 1997.
Como pintor surrealista, la teoría de André Breton marca profundamente su trabajo y su proceso artístico.
En su obra, divaga entre diferentes técnicas mediante las que desarrolla un mundo fantástico lleno de criaturas ajenas pero a la vez cercanas. Se nutre de lo que ve para transportar al espectador a una realidad donde lo real se mezcla con lo imaginario y lo normal con lo extraño.
La muerte es el hilo conductor de su obra, y la fauna y el sexo, sus víctimas. A partir de los pájaros nocturnos, Philip West cobra vida en sus cuadros, una vida que no tiene mayor destino que la desaparición. Se nutre de los animales para jugar con lo cruel, y acompañados de objetos cotidianos descontextualizados, acentúan la sensación de inquietud e intriga, jugando con el espectador a partir de la provocación constante.
Esta exposición trata de mostrar esa parte más animal en la que vemos a un West consciente de su próximo final, que con su obra lleva al espectador a un mundo de desasosiego. Lo inquietante se hace presente a través de la fragmentación de los cuadros, lo que le permite al autor jugar con distintas temáticas en una misma obra. De este modo, y teniendo siempre presente el vestigio de la muerte, Philip West juega con la sexualidad cruda, los insectos y la naturaleza, creando un mundo desalentador en el que lo común fluye con lo inhabitual.

Eduardo Valiña
Comisario

FOLLETO