21 marzo, 2024 – 2025
Sala Philip West. Primera planta
La exposición Philip West. El cuerpo de la máquina, es un proyecto comisariado por Eduardo Valiña que supone una investigación a través de la presencia de la máquina en la obra de Philip West.
El artista inglés, nacido en 1949, y fallecido en Zaragoza en 1997, recrea así un mundo fantástico en el que los personajes imaginarios adquieren condición de realidad y los objetos cotidianos se contemplan desde una nueva visión innovadora que les confiere un halo de ficción. Su imaginación lo lleva a plasmar en sus pinturas numerosas confrontaciones metafóricas.
Ya sus primeros dibujos basculan entre dos lenguajes antagónicos que coexisten de forma más o menos implícita a lo largo de toda su obra. Elementos con una minuciosidad descriptiva y expositiva de apariencia científica aparecen en estas obras de Philip West, donde su propia visión imaginada del subconsciente, pero a la vez dotada de elementos de referencias comunes, le otorgan un carácter de universalidad.
Marcel Duchamp, pionero del ready-made, introdujo un tipo de arte que se caracteriza por la inclusión en obras de arte de objetos que carecen, aparentemente, de valor artístico. El mismo objeto puede ser toda la obra en sí, y en ningún momento, se enmascara la integridad original de la materia. El ready-made fue adoptado tanto por el surrealismo como por el dadaísmo debido a su carácter poco convencional y de controversia, que se opone a los principios artísticos clasicistas decimonónicos.
En una era completamente materialista en la que existe una alta reproducción de los objetos, es casi imposible tener una opción objetiva de los bienes de uso cotidiano, por lo que el ser humano fue desarrollando sentimientos de pertenencia hacia los mismos.
Desde el punto de vista artístico, utilizar una máquina de coser, una aguja o un tenedor descontextualizado de su día a día, es un recurso que intriga e inquieta al espectador. Se trata de un juego de provocación constante.
Artistas surrealistas como Philip West no buscan aportar un mayor significado simbólico a dichos objetos. Las máquinas, la tecnología, forman parte de un imaginario surrealista que mezcla materias reales con espacios irreales, al ponerlos en relación con cuerpos diseccionados, insectos, paisajes y fondos extraños como la solapa de una camisa.
El encuentro de los opuestos, de realidades contrarias, humanas y autómatas, se unen dando forma a extrañas paradojas, algo tan propio del surrealismo, y que en West se reitera de diversas formas: una bala de ojo humano, una mano-rifle, un insecto-encendedor, un zapato de mujer pistola, una maleta-oruga, una plancha-buque a orillas de una playa, un tren descarrilando en el interior de un pez, un esqueleto atravesado por una aguja, un teléfono atravesado por un anzuelo.
Eduardo Valiña. Comisario