9 julio – 20′ septiembre, 2020 Salas 4, 5. Primera planta
La exposición Maruxa Seoane: achegamento a Mª Elvira Fernández López se podrá visitar en las salas 4 y 5 de la primera planta del Museo, del 9 de julio al 20 de septiembre de este año.
Es un proyecto expositivo que profundiza en la figura de María Elvira Fernández López (A Coruña, 24 de enero de 1912 – 25 de marzo de 2003), Maruxa,compañera inseparable de Luis Seoane, persona clave en su trayectoria que, tras el fallecimiento del artista en 1979, dedicaría su vida a la recuperación y agrupamiento de su legado para Galicia, en un proceso que culminaría en 1996 con la creación de la Fundación Luis Seoane en A Coruña.
Comisariada por el artista y profesor de arte Juan de la Colina, la muestra nace del deseo de destacar y rendir homenaje a la personalidad de Maruxa Seoane y, al mismo tiempo, reconocer y visibilizar su labor, reducido con frecuencia al papel de ‘mujer de artista’. Para esto, la exposición reune una selección de óleos, fotografías, obra gráfica y documentación diversa, así como varios testimonios, con el fin de elaborar el retrato de una mujer de su tiempo, que por voluntad propia dedicó su vida a Luis Seoane participando de su vocación de servicio a la cultura gallega.
La relación con Luis Seoane, al que conocía desde pequeña puesto que eran primos, comienza cuando el tenía 17 años y ella 15. Siendo Luis estudiante de derecho en Compostela, Maruxa expone a su familia su deseo de estudiar música en la misma ciudad, pero sus padres no ven con buenos ojos la coincidencia de ambos sin supervisión familiar, y finalmente tiene que optar por estudiar Comercio en A Coruña. Sin embargo, los frecuentes viajes a Compostela con su madre, le permiten mantener el contacto con el artista, y tratarse al mismo tiempo con los intelectuales vinculados a la universidad. Tras obtener la licenciatura como abogado, Seoane se establece en 1934 en A Coruña. Ambos se afilian al Partido Galeguista y participan en reuniones culturales y políticas.
Tras el estallido de la Guerra Civil en el año 1936, Luis Seoane se exilia a su Buenos Aires natal. Maruxa lo acompañará poco tiempo después, tras casarse con él por poderes. Atrás dejará a su familia. Su hermano Manuel, preso en la cárcel por su militancia política, será ejecutado poco después de su partida.
En la ciudad de Buenos Aires coinciden intelectuales gallegos, españoles, europeos y latinoamericanos. Entre las amistades de Luis y Maruxa se encuentran figuras como Rafael Dieste, Lorenzo Varela, Maruja Mallo, Grete Stern, Julio Cortázar, Rafael Alberti, Mª Teresa León y Esther de Cáceres, por citar sólo algunos ejemplos. Maruxa lleva la contabilidad, la agenda del artista, y ejerce de interlocutora con galerías, museos y coleccionistas, encargándose del mantenimiento de materiales, del montaje de los lienzos de pequeño y mediano formato y de la imprimación de las telas. A partir de 1942, trabaja como correctora de pruebas para todos los proyectos editoriales en los que interviene Luis, pasando a ser su colaboradora imprescindible y participando activamente en algunas de las iniciativas más importantes de Seoane en su labor de dinamizador de la cultura gallega en el exilio, como la revista Galicia Emigrante, editada en su domicilio, a la que contribuye con pequeños textos y recetas de cocina, muchas de ellas, probablemente, inspiradas en las de su tía Andrea, propietaria del conocido restaurante coruñés Casa Naveiro, que también aparecerán en la revista Correo Literario.
Maruxa es la gran musa de Luis Seoane, que la ve como el prototipo de la mujer gallega. Su presencia impregna toda su obra, a veces de forma evidente, como en los retratos que le dedica, otras de manera más sutil, como en los dibujos del álbum Homenaje a la Torre de Hércules o en varias de las numerosas representaciones femeninas que pueblan la producción del creador gallego.
Aunque en 1949 visitan Galicia como parte de un periplo por Europa, no será hasta los años 60 cuando se puedan plantear su regreso y pasar temporadas más largas en su tierra. En estos primeros viajes, realizados siempre con miedo a la dictadura, visitan O Castro donde, en 1963, por mediación de sus amigos Isaac Díaz Pardo y Carmen Arias, se les proporciona un estudio-vivienda para trabajar.
Comprometidos con el proyecto del Laboratorio de Formas do Castro y Sargadelos desde 1964, a partir de1967 alternan las estancias en Galicia y Buenos Aires. Finalmente, en 1969 adquiren un piso en la ciudad de A Coruña, con vistas a esa Torre de Hércules a la Luis Seoane le había dedicado una de sus obras más célebres, el álbum de dibujos Homenaje a la Torre de Hércules.
Tras el fallecimiento prematuro de Luis Seoane en 1979, y tras un período de abatimiento, Maruxa emprende la tarea de reunir la obra del artista para construir un legado que trascendiese en su tierra. Para eso realiza varios viajes a Argentina, recuperando la mayor parte de su obra, adquiriéndola a colecciones privadas con sus ahorros.
En 1994, la Xunta de Galicia dedice homenajear a Luis Seoane con una serie de actos, y la Real Academia Galega le dedica ese mismo año el Día das Letras Galegas, siendo Maruxa protagonista de todos los eventos.
En 1996, se crea la Fundación Luis Seoane, que se establecerá provisionalmente en la calle Durán Loriga de A Coruña. En marzo de 2003, Maruxa fallece, y tres meses despúes, la Fundación se traslada a su sede definitiva, en el antiguo Cuartel de Macanaz, un edificio rehabilitado situado en la Ciudad Vieja coruñesa.
La exposición incluye además, en un espacio creado para la ocasión, un documental dirigido por Juan de la Colina, que ilustra y reflexiona acerca de la figura de Maruxa Seoane. Experimental en la forma, la película tiene vocación de documento veraz. La banda sonora del documental ha sido realizada específicamente por el músico de origen gallego Pao Durán, y en ella figuran grabaciones de los años 40 con la voz de la propia Maruxa cantando.
La exposición se realiza con la colaboración de la Xunta de Galicia.
